Son muchos los que piensan que la natación, es una de las mejores actividades para realizar actividad física y ejercicios especiales. Permite mejorar distintos componentes lógicos como la resistencia cardiovascular, la fuerza y la resistencia general muscular. La natación posibilita ejercitar todo el organismo sin sobrecargar ninguna parte específica y el cuerpo se mueve en un ambiente relajado en el cual la circulación, la respiración, la resistencia muscular y las secreciones corporales aumentan de a poco, pero no lo suficiente para ser eficaces con el fin de un bienestar general. No son muchos los discapacitados que pueden practicar toda la gama de ejercicios y juegos en el agua: la natación igualmente puede representar un medio para mejorar física y mentalmente, gracias al ejercicio y a la participación activa. La natación con los discapacitados mentales es mucho más que un deporte, es para ellos un relax general, que favorece el desarrollo a distintos niveles. A través de la natación el discapacitado mental puede ser llevado de manera lúdica (divertida) a saborear un éxito muy importante de experiencias positivas (influencia positiva del agua en el cuerpo, alegría y diversión en el agua, potencialización de la confianza en los propios medios, progresos en el desarrollo del yo). En relación a la vida de adulto, el deporte ofrece una sana ocupación del tiempo libre en compensación de un trabajo a veces monótono.
En ese ámbito, es necesario siempre tener en cuenta las distintas personalidades y capacidades de aprendizaje del discapacitado mental. Este reacciona a otras señales, es a menudo más emotivo y usa más tiempo del normal. Al discapacitado mental le cuesta imitar perfectamente un movimiento, ya que su motricidad es a menudo dificultosa. Normalmente alcanzará sólo un estilo de natación, pero de manera imperfecta. Si puede el discapacitado mental conquistar el elemento agua, este hecho constituye para él un importante crecimiento de su cúmulo de experiencias, sin dejar de lado los aspectos positivos para la salud en general.
Efectos terapéuticos de los deportes acuáticos:
La natación, dentro de los deportes acuaticos, puede tener efectos terapéuticos notables en varios sectores del desarrollo global del chico. El aspecto fisiológico es particularmente gratificante y los efectos positivos de la inmersión completa en el agua caliente (entre 30° y 33°) es una de las grandes ventajas de la terapia en el agua. La temperatura del agua favorece la circulación y facilita la curación de daños ortopédicos temporarios, además también facilita el relax muscular y estimula a explorar ulteriormente el movimiento en el agua. Es así posible mejorar el tono postural y estimular un movimiento más normal de desplazamientos fuera del agua. La movilidad de muchos discapacitados, sobre todo físicos, puede ser incrementada en el agua por la adquisición de una mejor capacidad de relax unida a la reducción de los efectos de gravedad. El principio de Arquímedes afirma: «un cuerpo inmerso parcialmente o completamente en el agua recibe un empuje de abajo hacia arriba igual al peso del líquido transportado», esta propiedad física del agua puede ayudar los movimientos del discapacitado físico de varios modos. La disminución de los efectos de la gravedad reduce la resistencia de los movimientos globales del cuerpo, aumentando la amplitud de los movimientos de los pacientes que, por ejemplo, deben usar muletas, o silla de ruedas. La liberación de estos sostenes da una sensación de euforia, sobretodo cuando está asociada al aumento de la movilidad que consiente el agua.
La función del profesor de natación:
El agua es un elemento extraño, no sólo para el discapacitado mental. Este necesita mucho tiempo y muchas atenciones antes de decidirse a tomar contacto con algo nuevo, o es más, «entablar una amistad». El profesor asume el rol de mediador. Nuestro objetivo no debe únicamente apuntar a formar un perfecto nadador, más bien sí a demostrar una nueva dimensión, en la cual el discapacitado mental puede moverse y comportarse de forma más libre y placentera.
El profesor de natación tiene que tener conocimientos de psicologia, debería siempre estar cerca del alumno, para ayudarlo a superar el miedo, la aversión, la humedad, el frío, la presión y la resistencia del agua. Todo esto requiere del profesor el conocimiento de cómo se comporta el cuerpo humano en el agua. Todavía más importante que su conocimiento será su capacidad de transmitir al alumno la sensación que éste se sienta cómodo y se divierta. Habremos así cristalizado los más importantes principios básicos: el alumno debe tener total confianza con el profesor, éste a su vez debe transmitir esta confianza con seguridad en los propios medios. El profesor debe tener los conocimientos necesarios de los movimientos y metodologías especificas para nadar y zambullirse con cada tipo de discapacidad y estar en condiciones de transmitir estas nociones. Se necesita también contar con un poco de creatividad en cada docente al momento de organizar la materia de enseñanza como una diversión.
En el programa de las actividades en el agua pueden ser bien incluidos esquemas no locomotores, como agacharse o rodar, bajo forma de ejercicios o mejor aún, como modo de ambientación. Son movimientos que agregan ulteriores dimensiones a juegos de otra manera poco interesantes y además ayudan a desarrollar el equilibrio. Las experiencias de movimientos en planos diferentes y según esquemas y métodos distintos son esenciales para los discapacitados mentales que anteriormente no los han experimentado. En la pileta, las ocasiones para estimular más intensamente la coordinación mano-ojo y esquemas de juego (como tomar, lanzar, golpear, etc.) Son infinitas. Con este objetivo son indicadas las esponjas, objetos suaves y livianos que facilitan la adaptación al agua. Se pueden fácilmente ejercitar juegos que estimulen la participación activa con el uso de estos esquemas. La finalidad «interpretativa» es amplia y quiere intensificar la conciencia de sí mismo y del propio cuerpo. Un primer paso en esta dirección -es la comprensión del propio potencial y de las propias capacidades de movimiento; en este sentido el agua ofrece al individuo un ambiente multidimensional en el cual explorar, descubrir y experimentar nuevas posibilidades de movimiento. En la exploración en el agua se integran bien la percepción del espacio, la percepción cuerpo-objeto y la conciencia corporal. Arcos, tubos, pelotas, tablas de madera, son todos objetos que pueden mejorar en el nadador la conciencia de sí mismo en relación a los objetos que lo rodean. La finalidad interpretativa consiste también en ayudar al sujeto a adquirir conciencia de las propias funciones corporales en la actividad física. Esto es particularmente cierto para los sujetos que sufren desde hace poco los efectos de eventos invalidantes (traumas a la médula, ictus, amputación). El agua les ayuda a comprender mejor la posición del cuerpo y las capacidades motoras interactúan para hacer posible una propulsión eficiente; esta adquisición es fundamental para la toma de conciencia de cuánto el movimiento en el agua está relacionado con las funciones corporales. La finalidad «social» de la actividad física se manifiesta en muchos tipos de recreación para el discapacitado, al cual le sirve mucho interactuar con otras personas, y desarrollar modos mejores de comunicación.
Los profesores deben señalar el desarrollo de los trechos positivos de la personalidad del discapacitado que difícilmente tiene comportamientos sociales en la cual está involucrado y además por la mala imagen que casi siempre tienen de sí mismos.
La natación es eficaz en este sentido ya que puede ser una actividad de grupo y a menudo el discapacitado en las lecciones de natación integradas puede competir a la par con personas no discapacitadas. Naturalmente, esto refuerza su imagen y la confianza en la propia posibilidad de establecer contactos sociales. Otro factor importante de la natación es que estimula a usar en forma constructiva el tiempo libre. A menudo la cantidad de tiempo libre que tiene el discapacitado es enorme, es importante por esto, encaminar este tiempo hacia una participación constructiva, organizada y satisfactoria, participación que puede nacer del placer de nadar. La natación ofrece a menudo la capacidad de normalizarse, de participar esencialmente del mismo modo que los demás, aspiración frecuente del discapacitado físico. La última finalidad está relacionada a las ventajas que la natación puede dar en el plano «emotivo». Hace bien siempre obtener de una actividad física una respuesta «sana». El discapacitado tiene en general pocas de experimentar una integración física conveniente, mientras el placer y la sensación de éxito son terriblemente importantes: por esto en cada lección deportiva en el agua, es necesario incluir logros exitosos. El discapacitado puede dejar en los vestuarios todos los auxilios que le sirven para moverse (silla de ruedas, muletas.) y moverse por sí solo: aquí está lo positivo para su bienestar psicológico. El hecho de que la natación sea cualquier forma un deporte «peligroso», que no todos son capaces de practicar, aumenta la gratificación que el discapacitado extrae, de una participación coronada por el éxito.
Programación de las actividades en el agua para discapacitados:
Para realizar un programa de actividad en el agua para discapacitados es necesario mirar las interrelaciones entre todas las finalidades de las que hemos hablado, pero la importancia dada a cada una de ellas depende del peso que ésta tiene en relación con cada sujeto, por ejemplo: si un chico requiere una atención particular para lograr los objetivos orgánicos (aumento de la fuerza y de la resistencia) pero no tiene suficiente motivación para continuar, es importante subrayar los objetivos emocionales, para mejorar el placer que siente con sólo participar. Es por lo tanto necesario una escala de prioridades. El primer y más importante objetivo debe ser la seguridad. Cada programa de actividad en el agua debe incluir el aprendizaje de maniobras de seguridad y el conocimiento de las reglas y los reglamentos de la pileta, que deben ser interpretados por cada grupo de alumnos, de acuerdo con su nivel de inteligencia. Una sola explicación de las reglas normalmente no es suficiente: es necesario repetirlas y reforzarlas. Las decisiones relacionadas con la seguridad deben ser firmes, rápidas y concretas, y se aplican aun a los asistentes que se ocupan del discapacitado dentro y fuera de la pileta.