
La natación es una de las actividades físicas más recomendadas para las mujeres embarazadas, ya que les ayuda a mantenerse en forma, aliviar las molestias típicas del embarazo y prepararse para el parto. Sin embargo, no todas las mujeres saben cómo practicarla de forma segura y eficaz durante esta etapa tan especial de sus vidas. Por eso, en este artículo te vamos a dar algunos consejos prácticos para que disfrutes de la natación en el embarazo sin riesgos ni complicaciones.
Lo primero que debes hacer es consultar con tu médico antes de empezar a nadar o de continuar con tu rutina de natación si ya la practicabas antes del embarazo. Él te indicará si hay alguna contraindicación o precaución que debas tener en cuenta, según tu estado de salud y el desarrollo de tu bebé. También te podrá recomendar la frecuencia, la intensidad y la duración de tus sesiones de natación, así como los ejercicios más adecuados para cada trimestre.
En general, se recomienda nadar entre dos y tres veces por semana, durante unos 30 minutos cada vez, y alternar diferentes estilos de nado, como el crol, la braza o la espalda. Evita los estilos que impliquen movimientos bruscos o torsiones del abdomen, como la mariposa o el estilo libre. También es conveniente que evites los saltos al agua, los giros y las inmersiones profundas, ya que pueden aumentar el riesgo de sufrir una descompresión o una infección en el oído.
La natación en el embarazo tiene muchos beneficios para ti y para tu bebé. Entre ellos, se destacan los siguientes:
- Mejora tu circulación sanguínea y previene la aparición de varices, edemas y hemorroides.
- Fortalece tus músculos, especialmente los del suelo pélvico, lo que te ayudará a tener un parto más fácil y a recuperarte mejor después del mismo.
- Reduce el dolor de espalda, las lumbalgias y las ciáticas, al aliviar la presión sobre la columna vertebral y mejorar tu postura.
- Favorece la relajación y el bienestar emocional, al liberar endorfinas y reducir el estrés y la ansiedad.
- Estimula el desarrollo sensorial y cognitivo de tu bebé, al exponerlo a diferentes sonidos, luces y sensaciones dentro del agua.
Para practicar la natación en el embarazo de forma segura y cómoda, te recomendamos que sigas estas pautas:
- Elige una piscina que cumpla con las normas de higiene y seguridad, que tenga una temperatura adecuada (entre 25 y 28 grados centígrados) y que no esté muy clorada ni concurrida.
- Utiliza un traje de baño que se adapte a tu cuerpo y que te permita moverte con libertad. Puedes optar por un bañador premamá o por un bikini que tenga una buena sujeción en el pecho y en el abdomen.
- Hidrátate bien antes, durante y después de nadar. Bebe agua o infusiones sin azúcar ni cafeína, y evita las bebidas alcohólicas o gaseosas. También puedes comer algo ligero antes de ir a la piscina, como una fruta o un yogur.
- Calienta antes de entrar al agua y estira después de salir. Haz ejercicios suaves de movilidad articular, respiración y relajación muscular. Así evitarás lesiones, calambres y fatiga.
- Escucha a tu cuerpo y respeta tus límites. No fuerces ni exijas más de lo que puedes dar. Si sientes algún síntoma de alerta, como mareos, náuseas, dolor abdominal o sangrado vaginal, sal del agua inmediatamente y consulta con tu médico.
La natación en el embarazo es una actividad muy beneficiosa para ti y para tu bebé, siempre que la practiques con precaución y siguiendo las indicaciones de tu médico. Así podrás disfrutar de esta etapa tan maravillosa de tu vida con salud, energía y felicidad.
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