Por el momento, la mayoría de los gimnasios y piscinas públicas están cerradas debido a la pandemia de coronavirus, dejando a muchos triatletas sin una forma de entrenar. Durante estos dos meses de confinamiento, algunos han estado muy creativos en casa y han conseguido entrenar en pequeñas piscinas para niños, pero no es lo mismo. Por el momento, tiene sentido que muchos cuestionen la viabilidad de ponerse un traje de neopreno y lanzarse a nadar al mar, pero ¿realmente es una buena idea ir a nadar en aguas abiertas en época de coronavirus?
Saltar a aguas abiertas para hacer ejercicio bajo cualquier circunstancia depende de las condiciones que se presenten. Con esta actual pandemia a nivel mundial, hay que tener en cuenta muchos factores dinámicos a considerar a la hora de entrenar en aguas abiertas durante el coronavirus. Lo cierto es que el Gobierno de España permite el entrenamiento de nadadores en las playas bajo una serie de condiciones. Entrar al agua con gorro, boya y manteniendo la distancia de seguridad son algunas de ellas. Tampoco se permite el uso de duchas públicas, dejar cualquier material en la arena de la playa o el intercambio de material de natación entre nadadores.
Salvo para deportistas profesionales o federados que puedan acreditar su actividad, no está permitido usar ningún vehículo de trasporte ni transporte público para desplazarse a las playas.
Sin embargo, si tu playa está abierta al público, te aconsejamos que no te apresures a hacer ejercicio de alta intensidad todavía. Te aconsejamos ir a nadar para volver a sentir lo que sentías hace un par de meses. Eso si, no es recomendable empezar a realizar entrenamientos de alta intensidad. La preparación y la práctica son los principales componentes para evitar lesiones al nadar en aguas abiertas. Por este motivo, te enseñamos una serie de consejos que puedes llevar a cabo antes de comenzar a entrenar de manera más intensa para que vuelvas a coger la forma que tenías antes.
Aprovecha para hacer ejercicios de fuerza
Si no has nadado en los últimos dos meses de confinamiento, debes concienciarte de que no estás en forma para nadar. Es fundamental empezar despacio, ir volviendo a coger fuerza y practicar técnicas que te protejan los hombros y la parte superior de la espalda de las lesiones. La preparación física para la natación en aguas abiertas debe incluir ejercicios en tierra firme para fortalecer todos tus músculos antes de comenzar a nadar a alta intensidad en aguas abiertas. Esto también te va a ayudar a mantener una posición corporal correcta y equilibrada mientras fluyes en el agua.
Aclimátate al agua
Que vuelvan a permitirte poder entrar al agua es un momento perfecto para volver a construir tu tolerancia al agua fría. Es recomendable comenzar con una inmersión de uno o dos minutos en agua fría, aumentando gradualmente la duración a medida que tu cuerpo se vaya adaptando. Estos baños también son un buen momento para revisar los signos de advertencia de la hipotermia: Pérdida de sensibilidad en las extremidades, manos en forma de garras, hiperventilación, opresión en el pecho, desorientación y pérdida de lucidez y memoria. Si comienzas a experimentar alguno de estos síntomas, sal del agua.
No olvides tu equipo.
Aunque las temperaturas no paran de subir, el agua en el mes de mayo aún está muy fría. Por este motivo, necesitarás usar tu bañador de aguas abiertas.
Además de un traje de neopreno y gafas de natación protectoras, deberás llevar un gorro de natación de color brillante con el que puedas ser visto y una boya de seguridad. Estos son los dos accesorios de natación que no pueden faltarte en tu vuelta a las aguas abiertas.
Da prioridad a entrenar tus habilidades
Cuando llegue tu momento de entrenar en el mar, no podrás saber qué distancia eres capaz de nadar. Por tanto, no te centres en la distancia y sí en entrenar el resto de las habilidades básicas de la natación en aguas abiertas. Respirar con una inhalación suave y rítmica y una exhalación tranquila; respirar a ambos lados en respuesta a las olas; avistar pronto y a menudo; y desarrollar una sensación de agua (los ejercicios de puño y de cráneo son excelentes para practicar en aguas abiertas).
Para tu primer entrenamiento, planifica una duración que de aproximadamente el 20 o 25 por ciento del tiempo que solías nadar antes de la pandemia. El margen de tiempo se debe a la inmovilidad durante estos dos últimos meses y a una ineficiencia de una técnica de brazada oxidada.
Extiende el alcance del nado de manera progresiva
En estos momentos, no estamos seguros de que puedas adentrarte profundamente en el mar. En el caso de que dispongas de un límite determinado, debes conocer ese alcance completo, así como la temperatura del agua, las condiciones meteorológicas, las corrientes típicas del agua, entre otras consideraciones de seguridad implantadas por las circunstancias de la pandemia.
Identifica un curso seguro de 25 a 100 metros para comenzar, que puedes usar para nadar vueltas hasta que estés preparado para nadar más lejos. Camina por la orilla del agua durante un par de minutos para identificar posibles obstrucciones. Identifica las áreas en las que puedes salir del agua de forma segura y fácil, anota los puntos de referencia que vas a usar para ver esos puntos de salida y memorízalos. Aunque debes recordar que estos puntos de salida se ven diferentes desde el agua.
En caso de duda, sigue entrenando en casa
El entusiasmo nunca debe prevalecer sobre el sentido común. Si tienes dudas de si es seguro volver a entrenar en estos momentos, no está mal esperar un poco. Si no estás seguro de las condiciones del agua o de tu condición física actual, no te preocupes, puedes aprovechar el día para volver a aclimatarte al agua fría. Volver a darte un chapuzón en aguas frías y poco profundas es una manera segura que tu cuerpo vuelva a recuperar sensaciones. Pero, como hemos dicho anteriormente, si sientes que no es el día para volver a entrenar en aguas abiertas, no tienes por qué hacerlo. Puedes continuar entrenando fuerza en casa para mantener la forma.